21/10/09

El "Catenaccio"

El catenaccio, palabra que significa ‘cerrojo’ en italiano, es el común denominador para definir un estilo de fútbol ultradefensivo y casi siempre relacionado con los equipos italianos. Su invención, sin embargo, se atribuye al austriaco Karl Rappan, que en 1932 con el Servette suizo retrasó los dos centrocampistas de la formación clásica por entonces 3-2-5, poniéndolos en la posición de líbero y otro de marcador. Usó también este esquema en el mundial de Francia de 1938, entrenando a la selección suiza. Sería sin embargo Nereo Rocco el que dotó al sistema del nombre italiano por el que lo conocemos, utilizándolo en diversos equipos en las décadas de los cuarenta y de los cincuenta.
Pensada para no sufrir riesgos, introduce la marca hombre a hombre en cada parte del campo y el empleo sistemático del líbero, un defensor de emergencia sin obligaciones de marca que juega detrás de la línea de los defensores. Adoptar la marca a hombre con el líbero significa en muchos casos matar el espectáculo y cortar en el nacimiento cada iniciativa del adversario, tornando el juego poco atractivo para los espectadores.

Entre otros exponentes de la misma pueden nombrarse al Milan de Rocco (campeón de Italia y de Europa), el Inter bicampeón de Europa, (dirigido por el español Helenio Herrera) y la Selección de Italia que conquistó la Eurocopa de 1968. Se puede considerar como la evolución del método, aquel sistema táctico que había sido inventado y llevado al éxito por Vittorio Pozzo dirigiendo la selección italiana bicampeona del mundo en 1934 y 1938
Pero el éxito de este sistema para llegar a convertirse en un recurso habitual de los equipos italianos, viene motivada por un desastroso episodio: la tragedia de Superga. Después de las oscuras victorias mundialistas de Italia en los años 30 y tras la Segunda Guerra Mundial, el fútbol se convirtió en una de las pocas vías de escape de una población que a finales de los cuarenta todavía sufría las consecuencias de la guerra. En este contexto, el Torino despuntó como uno de los mejores clubs de la Europa de la posguerra y su juego daba esperanzas para una recuperación total del fútbol italiano. Por ese motivo, eran la base de la selección italiana aportando hasta diez jugadores.
El 4 de mayo de 1949, el Torino tomaba un vuelo para volver a casa después de un partido amistoso contra el Benfica en Portugal. Desgraciadamente, los pasajeros no llegarían a su destino. En medio de una espesa niebla, el avión se estrelló contra la aguja de la catedral de Superga, a tan sólo veinte kilómetros de casa. La llamada “Tragedia de Superga” conmocionó a todo un país y a todo el mundo del fútbol. Frustró de golpe las esperanzas de un club que estaba en lo mejor y diezmó seriamente las aspiraciones de la selección italiana que al año siguiente disputaría el Mundial de 1950. De esta forma, para poder competir al nivel esperado, el equipo tenía que encontrar fórmulas para ponerse al nivel de las grandes potencias futbolísticas del momento. Así, adoptó un sistema ultradefensivo basado en el trabajo duro, los marcajes férreos al hombre y las faltas tácticas, una actitud natural en el fútbol en condiciones de inferioridad.
Este sistema se mostró como un recurso útil y se popularizó durante la década de los cincuenta y sesenta, sobre todo por el Inter de Helenio Herrera. Aunque también es un arma de doble filo que puede tener consecuencias desastrosas, como la derrota de la selección italiana en el Mundial de 1966 contra Corea del Norte, que provocó que los jugadores fueran recibidos en Italia con abucheos y tomatazos.









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